Nuestros viñedos ubicados en el término de Artà hacen de nuestro día a día una experiencia
inigualable. La proximidad del mar con el resguardo de las montañas del levante de Mallorca
procuran un entorno idílico para nuestra uva.
Variedades de Cabernet, Syrah y la autóctona Callet
Siempre centrados en nuestras raíces, el vino tinto forma parte de nuestra tradición mediterránea.
El primero de nuestros vinos con un sello muy particular por las variedades utilizadas y del cual despiertan nuevas inquietudes y ganas de seguir creciendo.
Variedades de Chardonnay y la autóctona Giró Ros
Las ganas de nuevas experiencias, nuevos sabores, más frescura. Es el resultado de esta inquietud tan nuestra.
El segundo de nuestros vinos representa para nosotros el mirar al futuro con mucha ilusión y optimismo.
Variedades de Cabernet y Callet
Este vino representa el crecimiento en nuestra familia vinícola. El “benjamín” de nuestros vinos nace a caballo entre la petición popular y nuestras ganas de seguir avanzando, creciendo, innovando.
Es nuestro “niño bonito” en el sentido más extenso de la expresión.
Na Franca Petit Celler nace de una “quimera”. La quimera de hacer un producto tan mediterráneo y culturalmente extendido como el vino. El sueño (somni) de poder llevar adelante en nuestras generaciones futuras lo que antes era un básico de nuestros antepasados y la ilusión (il.lusió) de crecer i evolucionar con la misma intensidad con la que lo hace le vino.
Antoni Flaquer es el fundador de nuestra pequeña bodega. Con él empieza esta quimera de hacer un vino inicialmente para consumo familiar, que ha derivado con el tiempo a una pequeña bodega de pequeñas dimensiones, tanto por el espacio físico como por su volumen de producción. De esta manera se garantiza una producción familiar y tradicional, la cual se enseña a las generaciones más jóvenes de nuestra familia, incluyendo, sobre todo, los valores que la viticultura y la vinicultura transmiten: respeto por nuestra tierra, perseverancia, trabajo, paciencia. Este es nuestro sueño particular, nuestro “llumet blau”, el cual hemos aprendido de las “rondalles” de nuestros antepasados.